- El Sevilla superó con solvencia al CD Toledo (1-4) en un debut marcado por la seriedad y el respeto al rival
La Copa del Rey siempre es una competición especial. Un torneo cargado de historia, de sopresas, de campos modestos y de noches que quedan grabadas en la memoria. Para Matías Almeyda, entrenador de Sevilla Fútbol Club, el encuentro ante el CD Toledo en el Salto del Caballo no era un partido cualquiera, ya que suponía su estreno en un torneo que, como él mismo recordó en la previa «da mucho, pero también quita mucho». De hecho, el debut del ‘Pelado’ dejó una sensación de oficio, control y respeto por el fútbol modesto.
El cuadro hispalense logró la victoria (1-4) gracias a los goles de Peque, Januzaj por partida doble y Kike Salas, aunque el partido empezó con susto. En los primeros compases, los toledanos salieron con una marcha más que los sevillanos y, de hecho, los locales fueron los que se adelantaron en el marcador, aunque una vez que llegó el primer tanto por parte del equipo blanquirrojo las dudas se disiparon. El técnico argentino apostó por un once con varios cambios y gracias a eso, jugadores que tienen menos minutos tuvieron una oportunidad excelente para demostrar que pueden cumplir cuando estén en el once.
El míster del Sevilla FC, que ya había advertido de que el torneo del KO merecía “máximo respeto”, demostró que entendió perfectamente el contexto. Los canteranos respondieron, los veteranos cumplieron y gracias a eso, la entidad hispalense superó una ronda que históricamente ha sido más peligrosa de lo que parece.
Estrenos de otros entrenadores
Este primer paso de Almeyda en la Copa tiene una cosa en común con los estrenos que han tenido alguno de sus predecesores en el banquillo sevillista, y es que, en los debuts de los últimos años, el conjunto de Nervión siempre ha conseguido la victoria. La temporada pasada, García Pimienta y sus hombres se impusieron 0-3 a Las Rozas, hace un par de temporadas, con Diego Alonso en el banquillo, el resultado fue 0-3 contra el CD Quintanar de la Orden, un año antes, con Jorge Sampaoli, el equipo también consiguió el triunfo 0-2 ante el Velarde y, en el curso 2019-20, Julen Lopetegui tuvo la misma entrada ante el Bergantiños (0-1).
También arrancaron con victoria Pablo Machín y Eduardo Berizzo. El comienzo del soriano fue ante el Villanovense y el del argentino ante el FC Cartagena, aunque la diferencia con los entrenadores mencionados anteriormente, es que estos encuentros se disputaron en una eliminatoria con ida y vuelta. Si algo tienen común todas las fechas, es que todos los técnicos entendieron que la Copa del Rey puede ser una trampa disfrazada de trámite y, en este sentido, Almeyda supo leer bien el contexto.
Minutos para los que más lo necesitaban
Más allá del resultado, el debut del ‘Pelado’ sirvió también para dar rodaje a jugadores que necesitaban sumar minutos. Alfon González aprovechó su oportunidad para seguir acumulando tiempo de juego tras haber superado su lesión, canteranos como Castrín o Manu Bueno dejaron unas sensaciones muy positivas y Adnan Januzaj anotó un doblete que puede motivarlo para los próximos compromisos. Aunque el once no fuese al que los sevillistas están acostumbrados, Matías Almeyda se tomó el duelo con la seriedad de una final y transmitió calma desde el banquillo, una actitud que contrasta con la crispación que rodeaba a la plantilla en semanas anteriores.
El triunfo ante el Toledo no pasará a la historia por su brillantez, pero sí por lo que representa, un paso firme en un torneo que históricamente ha sido una vía para recuperar confianza y dar minutos a toda la plantilla. En una entidad hispalense aún en fase de reconstrucción, el preparador argentino encontró en la competición del KO un escenario ideal para reforzar la cohesión del grupo y recordar a los suyos que, incluso en los partidos aparentemente sencillos, la seriedad es la mejor virtud.
El tiempo dirá hasta dónde llega este Sevilla en la presente edición, pero si algo dejó claro el estreno de Almeyda es que su plantilla empieza a mostrar una identidad, competitividad, orden y respeto por el escudo. Virtudes que, si se consolidan, pueden devolver al club de Nervión a los días grandes que tanto anhela su aficionados.
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