- El técnico del Sevilla y el del Atlético comparten una historia paralela de lucha, entrega y respeto mutuo
- De compañeros de habitación en la selección argentina a rivales en los banquillos, el destino vuelve a citarlos en el Metropolitano
Matías Almeyda y Diego Pablo Simeone son dos nombres que, desde hace más de tres décadas, caminan en paralelo en la historia del fútbol argentino. El actual técnico del Sevilla Fútbol Club y el del Atlético de Madrid comparten algo más que profesión, ya que entre ambos hay una relación de amistad, respeto y admiración que nació en los vestuarios de la selección albiceleste y que actualmente reside en los banquillos de LaLiga.
Su vínculo comenzó en 1996. Argentina disputaba por aquel entonces las eliminatorias sudamericanas para ir al Mundial y, Daniel Passarella, entonces seleccionador, decidió que el joven Almeyda compartiera habitación con el capitán del equipo, un ‘Cholo’ que ya era líder y ejemplo para todos los futbolistas que componían aquel combinado nacional.
Desde ese instante, la conexión entre los dos fue inmediata, ya que ambos compartían la misma manera de entender el fútbol, un pensamiento que se basaba en la intensidad, sacrificio y un amor incondicional por la camiseta. Ese mismo año, ambos representaron a su país en los Juegos Olímpicos de Atlanta. El ‘Pelado’ fue una de las grandes figuras de aquel torneo y eso le abrió las puertas al continente europeo. Aunque el Real Madrid le ofreció un gran traspaso, el actual míster del Sevilla FC decidió cumplir su palabra y fichó por el equipo blanquirrojo, dando así el salto definitivo al fútbol europeo.
Con el paso del tiempo, compartieron vestuario en clubes como la Lazio y el Inter de Milán y, gracias a eso, se reforzó un lazo que trascendió lo deportivo. Aunque sus caminos se separaron en el año 2005, cuando Almeyda decidió retirarse, un tiempo antes de que Diego Pablo colgase las botas para iniciar su exitosa etapa como entrenador.
La llamada que nunca se concretó
Cuando el entrenador del Atlético asumió el banquillo de Racing, tuvo claro a quién quería a su lado. Entre sus elegidos estaban Nelson Vivas y Matías Almeyda. Sin embargo, el ‘Pelado‘, sumido por aquel entonces en una etapa personal complicada, rechazó la oferta. «No estaba bien mentalmente y no habría podido ayudarle como él merecía», reconoció el técnico de la entidad hispalense varios años después.
Esa etapa fue un momento oscuro para Almeyda, que de hecho, llegó a sufrir una profunda depresión, aunque también fue el punto de inflexión que le devolvió al deporte rey. Tras un breve paso por Noruega, decidió regresar a River… primero como jugador, y después como entrenador, donde protagonizó un épico ascenso que marcó su inicio en los banquillos.
Del ascenso con River al banquillo del Sevilla
Desde entonces, la carrera de Matías ha estado repleta de éxitos. Ascendió con River y Banfield, conquistó títulos con Chivas, se consagró en el AEK de Atenas y por último, asumió el gran reto de intentar devolver al cuadro nervionense donde se merece. Por cosas de la vida, tal vez por el destino, uno de sus grandes desafíos como técnico sevillista llega ahora frente al conjunto de su amigo y referente
En el Metropolitano se reencontrarán este sábado dos viejos compañeros, ahora mismo, líderes de sus respectivos proyectos. «Ojalá pueda conseguir en el Sevilla lo que él logró en el Atlético», confesó Almeyda hace unos meses. Más que un partido, será el reencuentro de dos almas futboleras que crecieron juntas, se separaron en el camino y ahora se cruzan de nuevo, con el mismo respeto y admiración que los unió desde aquel primer día en la habitación de concentración de la selección argentina.
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