No siempre se puede jugar bien. El sobresaliente, o la matrícula de honor, tiene tanta importancia por la dificultad de alcanzar esas notas. Esas cotas de equipo imponente. Pero las plantillas buenas, o muy buenas, saben salir del paso y sumar puntos de oro, de los que te acabas acordando a final de temporada. Bienvenidos al Real Betis de Manuel Pellegrini.
Superados
El Betis saltó al campo atónito. Superado por un cohete. Por un equipo, el Espanyol, que con la fuerza de su gente y la necesidad de volver a esa maravillosa senda con la que empezó la competición avasalló a los de Manuel Pellegrini. Así llegó el tanto de Pol Lozano, aunque con una de las polémicas del partido: una posible falta previa a Giovani Lo Celso justo antes de que le cayera el balón al perico. Ni el colegiado ni el VAR la vieron punible. 1-0.
E intensidad. Mucha. Seguramente más tensión. De altas temperaturas una primera mitad que se acabó con la tangana del partido. Antony, sin aparente demasiado sentido -a no ser que tuviera una rencilla previa- golpeó con el balón a un Pere Milla que ya estaba sobre el césped. A por el brasileño fue corriendo el capitán del Espanyol, Javi Puado, con quien tuvo más que palabras. ¿La solución? Reparto de tarjetas en una acción que calentó el final. Descanso.
La remontada de un equipo noble
Pero, para la segunda mitad, el Real Betis tenía guardada una sorpresa. Una demostración, otra más, de que es un equipo que está para luchar por todo. De la parte noble de la tabla. Plagado de talento, el conjunto de Manuel Pellegrini supo sufrir y apretar los dientes cuando tocaba, pero también asfixiar a base de ataques contundentes a un Espanyol que esta vez sí se vio totalmente superado.
El Cucho Hernández reconfirmó su grandísimo momento con un remate de cabeza imperial. 1-1… y a la espera del jugador diferencial del Real Betis -con el permiso de Isco-: Ez Abde. El extremo marroquí bajó un balón complicadísimo, encarriló hacia la portería y definió con la mayor de las parsimonias. Con una madurez impropia de aquella perla que recaló en Heliópolis hace ya más de un año. 1-2.
Y, para el resto del partido, la mejor de las noticias para el Real Betis. Saber sufrir. Supo encerrarse en su área, capitaneado por un Valentín Gómez que mejora exponencialmente cada semana que pasa, y salir a la contra cuando tocaba. Precisamente el argentino acabó cometiendo pena máxima… y Pau López parando, y salvando, desde los once metros. Ante un Espanyol impotente, pero que lo intentó hasta el último minuto, los verdiblancos lograron certificar la remontada y la consiguiente suma de tres puntos de oro. Un +3 que le permite dormir en puestos Champions (4º) y a un sólo punto de su máximo rival, el Villarreal de Marcelino García Toral.