- El Sevilla FC se enfrenta a dos sanciones: un mes de cierre total del estadio y tres partidos a varios sectores de gol norte.
- Los precedentes en otros campos hacen que la sanción se considere desde el club como un agravio comparativo.
No es la primera vez que, desde los organismos, ya sean relacionados con el fútbol o con cualquier otro motivo aparente donde el Sur, ese con el que todos sueñan y envidian a partes iguales, es el centro perfecto para ejemplificar. Porque el Sur, por mucho que nos duela, así lo ha permitido muchas veces. El drogadicto o la ‘chacha’ en las series, el graciosete o, como pongo en el título, el pobrecito del cuento. Años y años minusvalorando todo lo bueno que aquí ocurre y poniendo el grito en el cielo cuando ocurren cosas malas.
Si a sus fiestas le atizan como el que más, por mucho que en Atocha o Sants haya tortas para estar aquí los primeros, el fútbol no iba a ser menos. Da igual que en La Cerámica le tiren un plátano, gas lacrimógeno o una botella a un jugador, que en la capital tiren una botella de Ballantines o que en Cataluña sobrevuelen cabezas de cerdos. Todo ello da igual si no pasa en el sur, donde a la mínima salen las hordas capitalinas y sus secuaces con el cuchillo entre los dientes tratando de hacer sangre. Son ‘porejitos’, son menos y hay que ir a por ellos.
El Sevilla FC se enfrenta a la enésima cacicada de Antiviolencia y es que, tras los incidentes en el derbi -condenables, por supuesto- la propuesta de sanción es desmedida y absurda. Propuesta de cierre total del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán y, además, cierre durante tres partidos de las pastillas centrales de la grada baja de Gol Norte.
No contentos con ello y por si fuera poco, el Real Betis también ha ‘cobrado’ y en la indecente y burda propuesta de Antiviolencia también se enfrenta a una sanción por los botes de humo en el entrenamiento previo al partido. Un Real Betis que, de no ser por Ruibal, estaría lamentando males mayores por un botellazo a Antony que se saldó con una sanción que para uno de los dueños de Mercadona supone un palé de yogures.
Dios me libre de justificar lo injustificable, pero si los incidentes son en el Sur todo se eleva a la enésima potencia. El Sevilla FC, como ya hizo el Real Betis con el incidente del palo, irá hasta la última instancia para defender a una afición que vuelve a ser vilipendiada, metiendo a todos en el mismo saco. Un nuevo abuso a los de siempre, que si hubiesen protagonizado los incidentes de los cerdos o los plátanos, llevarían años jugando en la liga gibraltareña. Los ‘porejitos’ del Sur vuelven a ejemplificar en Madrid.
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