Los factores externos y la “mala fortuna” siguen maldiciendo a un pobre Sevilla que empieza a tener pesadillas con el descenso
“Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Así reza una de las leyes más famosas del mundo, la Ley Murphy. Una oración que suele aplicar con equipos deportivos, o situaciones en general, cuando éstas gozan de mala suerte o escenarios rocambolescos en una forma negativa. Y es que, sin lugar a dudas, éste es un fiel reflejo de la actual vida de un pobre Sevilla FC. Ni el efecto, ó método Joaquín Caparrós, en su cuarta batalla está pudiendo al menos maquillar el problema de fondo que tiene el club de Nervión en esta temporada 2024-25, o que por lo menos está sufriendo esta campaña pues la raíz del problema viene de más atrás. La derrota del Sevilla en el Sadar no es fruto de la mala dinámica en la que se ha adentrado el equipo blanquirrojo desde principios de años por una supuesta mala gestión de García Pimienta, que seguramente tenga un notable grado de culpa, sino de una plantilla y una planificación deportiva mediocre. Mira que es difícil empeorar una temporada donde el Sevilla tuvo al peor entrenador de su historia. Ese que no fue capaz de ganar a ni un sólo equipo profesional. Pues va camino de materializarse…
Y es que Joaquín Caparrós tuvo que lidiar con muchos problemas, como si de toros se tratasen, antes de llegar a Pamplona. Uno de ellos la sanción de Gudelj, que vio una absurda quinta amarilla frente al Alavés. Otro de ellos, la enésima lesión Lokonga, quien se suma a Adams, Vargas y Nianzou. Y por último el déficit goleador de un Isaac Romero que ha perdido su sitio sin competencia, el cúlmen de una plantilla a la deriva. Con todo ello, el Utrera volvió a tirar de la carretera de Utrera sacando a Hormigo por delante de Pedrosa y Juanlu por delante de Carmona, dejando así a Lukébakio de ‘9’ junto a un Sow haciendo de falso delantero, pese a que él mismo dice que juega mejor de pivote…
La realidad es que el Sevilla no salió mal al terreno de juego. En los primeros le puso tensión al partido y rondaron en varias ocasiones la meta de Sergio Herrera y, en general, no sufrieron. Sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos se derrumbó como un castillo de naipes. Una falta lateral de Saúl Ñíguez generó un balón parado peligroso para Rubén García que acabó transformando en golazo por la escuadra. Situaciones que suelen ocurrir cuando los jugadores de calidad están sobre el terreno de juego. Osasuna se adelantó y frustró los planes iniciales de un Sevilla que no había bajado los brazos, hasta que recibió una machada sin paliativos. Cordero Vega comprendió que Lukébakio, durante un forcejeo en mitad del campo sin balón, agredió a un futbolista rojillo. Una jugada que dejó al belga incrédulo y a gran parte del banquillo sin palabras. El VAR no cambió la opinión del colegiado y Dodi, que acumula varias semanas para el olvido, se marchó tras haber destrozado el plan de partido del equipo en una, como mínimo, muy dudosa jugada
Caparrós reaccionó rápido y optó por cambiar el sistema a un 4-5-1, quitando un punto. Retiró a Hormigo, metió a una referencia como García Pascual y de paso le dio un palo a Isaac Romero. El partido avanzó con un Osasuna muy crecido y un Sevilla deseando llegar al descanso para, al menos, recomponerse. Sin embargo, a poco del tiempo de la media parte, Pablo Ibañez realizó una dura entrada sobre Sow que entendió como grave en un primer momento Cordero Vega. El colegiado, sin inmutarse, expulsó al jugador y estuvo cerca de equilibrar el encuentro. Pero, desde el VAR, se reveló que no pisó el talón de aquiles, sino que sólo únicamente le impactó. Una toma a cámara superlenta que hizo revocar la decisión. En la primera no hizo falta ir a la pantalla, en la segunda, en cambio, sí.
El Sevilla se fue al descanso con la imperiosa necesidad de calmar las aguas y tratar de reaccionar en la segunda mitad, tarea complicada al tener que remar con uno menos 45’. Caparrós, sin muchos efectivos más en el banco (más allá de Suso y medio filial), no hizo cambios y trató de optimizar lo que tenía sobre el verde. Pese a que los navarros estuvieron activos en los primeros minutos del segundo tiempo, poco a poco se fueron amedrentando. La necesidad de sumar de tres para meterse en la batalla europea le pudo a Osasuna durante momentos del encuentro y el Sevilla, con más corazón que cabeza, lo intentó de todas las formas posibles. Agoumé, García Pascual y Peque tuvieron ocasiones clarísimas, dos de ellas a balón parado que el Sevilla, otra vez, acabaron desaprovechando. Finalmente, ni el asedio en el área navarra fue suficiente para conseguir marcar un gol, ni por acumulación ante la clara falta de calidad.
Por abajo siguen sumando y el Sevilla continúa en caída libre. El Alavés aprieta con jugadores que saben lo que es ganarse el pan en las últimas tres jornadas, Las Palmas, pese a su tropiezo, sigue demostrando que está vivo -y un aún debe visitar Nervión-, mientras que Girona se deja dos puntos frente a un Leganés que no ha dicho su última palabras. Precisamente será éste, el club pepinero el próximo en visitar el Sánchez-Pizjuán. Ese escenario que ha pasado de fortín inexpugnable a un lugar donde a los sevillistas les tiemblan las piernas. El terror continúa y los peores presagios se siguen cumpliendo.
- CA OSASUNA: Sergio Herrera, Areso, Boyomo, Catena (Bryan Zaragoza, minuto 46), Herrando, Bretones (Juan Cruz, minuto 66), Torró, Ibañez (Iker Muñoz, minuto 46), Aimar Oroz, Rubén García (Barja, minuto 89) y Budimir (Arnáiz, minuto 84).
- SEVILLA FC: Nyland, Carmona (Peque, minuto 78), Badé, Kike Salas, Pedrosa, Agoumé, Saúl, Juanlu, Hormigo (García Pascual, minuto 38), Sow (Suso, minuto 78) y Lukebakio.
GOLES: 1-0, minuto 25: Rubén García.
ÁRBITRO: Adrián Cordero Vega, del colegio cántabro. Amarillas para Catena, Ibañez, Bryan Zaragoza, Areso, Carmona y Juanlu. Roja directa a Lukebakio en el minuto 32.
Real Betis
Sevilla FC




















