- El exfutbolista ha repasado su etapa en Nervión y ha reivindicado su unión con el equipo blanquirrojo
Hablar de aquellos derbis entre el Sevilla Fútbol Club y el Real Betis Balompié y, de esa ciudad futbolera de otro siglo, es volver a un tiempo que muchos sevillistas aún tienen muy presente. En ese viaje al pasado, hay un nombre que sigue provocando sonrisas en el barrio de Nervión, Vassilis Tsartas. Diferente, querido y elegante, el griego fue uno de los grandes iconos de la entidad hispalense a finales de los noventa, un futbolista de técnica impecable y un especialista absoluto en el golpeo a balón parado.
Su etapa en el cuadro nervionense se extendió durante cuatro temporadas marcadas por vaivenes deportivos, pero también por momentos que dejaron huella. Tsartas conectó con la afición desde el primer día y, pese al paso de los años, ese vínculo se mantiene intacto. A sus 53 años, lo ha vuelto a demostrar en una entrevista concedida a los compañeros del Diario AS, en la que reafirma su cariño por el club que le hizo sentirse como en su casa.
En Nervión firmó 43 goles en 139 partidos y vivió algunos de los años más felices de su carrera, incluso por encima, según confiesa en dicha charla, de sus etapas en el AEK, el equipo de su tierra. «Estuve casi ocho temporadas en el AEK en dos etapas, gané títulos y jugué en Europa, pero el club no se portó muy bien conmigo. Lo del Sevilla es otro mundo. Fueron cuatro años duros, dos en Segunda, y la afición se sigue acordando de mí y brindándome homenajes. Me siento muy agradecido y honrado», aseguró.
Diego Armando Maradona
Tsartas llegó al Sevilla FC justo después de que Maradona abandonase el club. La sombra del argentino era alargada, pero el griego nunca sintió que las comparaciones fueran útiles. Al contrario, de hecho, se ha deshecho en elogios hacia una de las mayores leyendas que ha dado el fútbol y ha asegurado que: «Su grandeza fue incuestionable y podría haber sido más si se hubiera cuidado. Si jugase hoy, Maradona sería más grande que en su época».
Lanzamientos de falta
También desveló detalles de su preparación para convertirse en uno de los mejores lanzadores de faltas del fútbol europeo. Su zurda, pura seda, no era casualidad. «Cuando yo lanzaba, los rivales estaban a siete metros. De hecho, entrenaba con las barreras a esa distancia sabiendo lo que me esperaba en los partidos, a lo que había que añadir el salto de los adversarios», explicó.
En aquella época el equipo blanquirrojo vivió momentos complicados, pero Tsartas supo brillar con luz propia, y, con el paso del tiempo, lejos de apagar su figura, la ha agrandado, ya que en la memoria de los aficionados del Sevilla, su nombre sigue escrito con la misma precisión con la que el griego colocaba el balón en la escuadra.
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